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El tamaño del bíceps y la conciencia social
Una parte importante de la actividad universitaria es la investigación. Gracias a eso disponemos de innumerables estudios sobre los temas más variopintos, a veces tan absurdos que su única utilidad práctica parece ser proporcionarnos un buen rato. En nuestra ocasional sección "Investigaciones absurdas" ofreceremos los resultados de algunos de estos esfuerzos. ¿El criterio de selección? ¡Cuanto más inútiles, mejor!
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El honor de inaugurar este espacio ha correspondido a la Universidad de Aarhus, en Dinamarca.
La investigación. Según un estudio del que se ha hecho eco la Harvard Business Review, la fuerza del brazo de los hombres influye en sus posiciones políticas. Parece que, cuanto mayor es la circunferencia del bíceps flexionado en hombres de alto estatus, mayor es su oposición a las medidas económicas de redistribución de la riqueza. En cambio, entre los hombres de menor estatus, la mayor circunferencia del bíceps se asocia con un mayor apoyo a tales medidas. En las mujeres, el tamaño del bíceps no tiene relación alguna con sus puntos de vista en materia social.
Esta sesuda perla de sabiduría se obtuvo tras entrevistar a más de mil personas de tres países distintos. El responsable de demostrar la escasa tendencia al altruismo de los machos alfa de clase alta fue Michael Bang Petersen, de la Universidad de Aarhus.
Nuestras reflexiones. Ahora entendemos por qué Arnold Schwarzenegger es tan extremadamente conservador y neoliberal. Considerando la excepcional circunferencia de su bíceps flexionado, el pobre hombre no puede ser otra cosa.
Dicho esto, se nos ocurren algunas líneas de pensamiento que, sin necesidad de entrevistar a mil personas, nos pueden ayudar a corroborar las conclusiones del estudio:
- Los hombres de clase alta, que no necesitan realizar trabajos físicos pesados, obtienen los músculos en el gimnasio o mediante otro tipo de prácticas deportivas. Parece razonable suponer que, debiendo sus bíceps al goce y disfrute de una situación privilegiada, la redistribución de la riqueza no se cuente entre sus prioridades. ¿Qué ocurre con los hombres de clase alta con poca masa muscular? ¿Tal vez dedican más tiempo a la actividad intelectual y, por lo tanto, son más conscientes de las complejidades del mundo? ¿O se sienten acomplejados por los hombres musculosos y, a modo de pequeña rebelión, abrazan posturas más progresistas en lo social?
- Los hombres con menos recursos económicos, en general, aumentan su masa muscular porque desempeñan trabajos poco especializados y basados en el esfuerzo físico. Es bastante comprensible que se muestren partidarios de aquellas políticas más orientadas a una distribución equitativa de los recursos.
- Las mujeres de todas las clases sociales utilizamos el cerebro con asiduidad, tanto en la vida profesional como en la práctica deportiva. De ahí que nuestras opiniones no tengan necesariamente un reflejo físico mensurable.
Recomendaciones para una sociedad más equitativa. Con la sana intención de encontrarle una utilidad práctica al esfuerzo de los investigadores, sugerimos un par de medidas para mejorar el igualitarismo y la sostenibilidad de nuestras sociedades:
- Los miembros varones del gobierno, los parlamentarios y los directivos bancarios no podrán ir al gimnasio más de dos veces por mes. El tenis, el paddle, el golf y deportes similares sólo podrán realizarse bajo estricto control médico, con el fin de garantizar que la circunferencia del bíceps no sobrepasa los estándares admisibles de conciencia social. La superación de las medidas establecidas acarreará el cese fulminante del musculoso infractor.
- Se aplicará la discriminación positiva en todas las convocatorias para ocupar cargos públicos de responsabilidad media y media-alta: al menos un 60% de los puestos deberán reservarse para mujeres y hombres enclenques.
Con la satisfacción de haber aportado aún más sentido al esfuerzo de nuestros amigos daneses, esperamos con gran ilusión futuros estudios universitarios, confiando en que versarán sobre cuestiones tan controvertidas y prácticas como la que nos ha ocupado hoy.
Cristina Carrillo
Addkeen Consulting - Buenos Aires
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