Agosto 2012, Número 10
 
En esta edición







Únete a nuestro grupo:

Gestión de las Finanzas Personales



Recibe todos los meses los comentarios más actuales sobre responsabilidad social y cultura financiera. Dar de alta.



¿Quieres ver los artículos publicados en nuestros boletines anteriores?


 
El publicista de Hamelín 2.0 (I)

Hace muchos siglos, los habitantes de Hamelín se negaron a pagar el precio acordado a un misterioso músico que, con la mágica melodía de su flauta, les había librado de una plaga de voraces ratoncillos. Como en aquella época no existían los tribunales civiles ni los laudos arbitrales, y cada uno resolvía las discrepancias contractuales a su manera, el flautista utilizó el mismo encantamiento para llevarse con él a todos los niños, convirtiendo Hamelín en un pueblo sin futuro. Fueron necesarias muchas generaciones para que Hamelín recobrara la prosperidad y la alegría perdidas. Pasado algún tiempo…

… los habitantes del lugar habían borrado completamente el episodio de sus mentes y de sus libros escolares, después de que un eminente historiador patrio llegara a la conclusión de que tal hecho era incompatible con la nobleza intrínseca del pueblo hamelinés, por lo que sólo podía tratarse de una leyenda negra difundida por enemigos envidiosos. La verdad es que las cosas les iban bastante bien: todos tenían su lugar en la comunidad y vivían de forma digna y acomodada. El progreso técnico aumentó sus relaciones con los pueblos vecinos, y el consiguiente florecimiento del comercio mejoró aún más su calidad de vida.

Sin embargo, la felicidad no duró mucho: los hamelineses pronto comenzaron a preguntarse por qué sus vecinos tenían casas más grandes, automóviles más lujosos y muchos aparatos mágicos llenos de luces, botones e imágenes. ¡Ellos también querían disfrutar del mismo esplendor! Como eran gente honrada y trabajadora y no conseguían explicarse tan abismal diferencia entre su sencillo estilo de vida y lo que veían a su alrededor, nombraron a un comité de sabios para que se encargara de analizar la situación y proponer soluciones para salvar la brecha.
Los eruditos trabajaron con ahínco durante más de dos años: consultaron documentos, realizaron encuestas y entrevistas entre las poblaciones vecinas y obtuvieron estadísticas con las que elaboraron complejos modelos predictivos. Finalmente, consideraron que había llegado el momento de convocar a todos los ciudadanos de Hamelín para hacerles partícipes de sus conclusiones. En la plaza del pueblo no cabía ni un alfiler; todos los adultos habían aparcado sus tareas cotidianas, mientras los niños asaltaban los parques y jardines para disfrutar de una imprevista tarde de libertad.

El presidente del comité, con gran pomposidad, tomó el micrófono, se aclaró la voz e inició el esperado discurso:

"¡Apreciados conciudadanos de Hamelín! Tras un arduo y riguroso trabajo de investigación, os comunicamos con gran satisfacción que hemos identificado las razones de nuestra inferioridad material frente a los pueblos allende nuestras fronteras. Sin ánimo de culpar a nuestros honorables ancestros, hemos llegado al convencimiento de que los hábitos y conductas transmitidas por las generaciones precedentes son el motivo de las lamentables deficiencias que padecemos en la actualidad.

Si hubiera algo de cierto (que no lo hay) en la difamatoria leyenda sobre la plaga que asoló Hamelín siglos ha, podríamos afirmar que tales principios y comportamientos son los "ratones" que hoy día carcomen nuestras posibilidades de alcanzar las riquezas y el estatus que merecemos. Sin más dilación, pasamos a compartir con vosotros los lamentables atributos que deben ser erradicados de nuestra sociedad lo antes posible:

Mentalidad de ahorro. ¡Vade retro! Nuestra arraigada costumbre de ahorrar antes de adquirir algo nos mantiene estancados en la mediocridad. En cambio, nuestros vecinos aumentan sus posesiones sin cesar mediante un ingenioso instrumento denominado "tarjeta", gracias al cual no necesitan tener dinero, sino sólo la perspectiva de conseguirlo en el futuro. Tan avanzada herramienta les permite obtener cuanto desean sin tener que esperar, mientras nosotros remendamos y reutilizamos las cosas una y otra vez. ¡Vivamos como ricos y lo seremos también!

Cultura y espíritu crítico. ¡Otro de los grandes lastres de nuestra sociedad! Pensar demasiado y desarrollar opiniones propias ocupa un tiempo precioso, que estaría mucho mejor empleado en el consumo de bienes y en la satisfacción de nuestros deseos. Mientras la población de Hamelín pierde el tiempo en conciertos, paseos y conferencias, nuestros vecinos pasan sus vidas en unos paraísos de abundancia y felicidad llamados "centros comerciales".

Respeto por la naturaleza y por todas sus criaturas. Los hamelineses tratamos la naturaleza y a sus criaturas como si fueran de porcelana. ¡Qué exageración por nuestra parte! ¡Por muchos árboles que se talen, siempre quedarán más en alguna parte! Los pueblos que nos rodean, más avanzados y prácticos que nosotros, comprenden que los recursos naturales están a nuestro servicio para que los explotemos, y no nosotros al suyo para protegerlos.

En definitiva, queridos conciudadanos de Hamelín, si queremos alcanzar los elevados estándares de prosperidad de otros pueblos, es imperioso que prescindamos de inmediato de la mentalidad de ahorro, de la cultura, del espíritu crítico y del respeto por la naturaleza y demás seres vivos. ¡He dicho!".


En la plaza se hizo un gran silencio. Los hamelineses se miraban unos a otros, desconcertados por tan contundente diagnóstico. ¿Cómo podían cambiarse, de la noche a la mañana, los principios y comportamientos de toda una vida? Interpretando correctamente las dudas de sus paisanos, otro de los sabios tomó la palabra:

"Sin duda os preguntaréis cómo podemos librarnos de semejante plaga de escrúpulos improductivos. ¡Aquí tenéis la respuesta! Hemos traído con nosotros a un mago extranjero, cuyas excepcionales habilidades abrirán nuestras mentes a las ideas de progreso que triunfan desde hace tiempo entre nuestros vecinos. Estimados compatriotas, con respeto y emoción os presento… ¡AL PUBLICISTA DE HAMELÍN!

CONTINUARÁ...

¿Conseguirá el publicista reprogramar a los habitantes de Hamelín? ¿Le pagarán por sus servicios o sufrirá la suerte del flautista? ¿Qué pasará con los niños? ¡Lo sabremos el mes que viene!





Licencia Creative Commons
Cuentos del Juglar Financiero por Cristina Carrillo se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-CompartirIgual 3.0 Unported.
Basada en una obra en www.addkeen.net/newsletter.