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La octava profecía maya
Muchos piensan que el caos económico y financiero es una señal inequívoca de que nuestro mundo está al borde del colapso. Aún no sabemos si se tratará de de un cambio socio-económico-espiritual o si efectivamente el planeta se estrellará contra algún meteorito y acabaremos todos convertidos en basura cósmica. Como el calendario maya termina el 21 de diciembre de 2012, hay quienes sitúan en tal fecha la traca final de la humanidad. Tras exhaustivas investigaciones, el juglar financiero ha descubierto en Yucatán el texto de una nueva profecía maya, en la que se esboza el futuro financiero de nuestra sufrida especie. Nos complace difundirla en primicia para nuestros lectores.
El rayo sincronizador que atraviesa el centro de la galaxia cada 5125 años se activará en la jornada del 21 de diciembre de 2012, señalando el comienzo del Mundo del Quinto Sol. El salto cuántico colectivo que tendrá lugar en ese instante modificará todas las conductas humanas contrarias al uso inteligente de los recursos planetarios.
Los primeros en apreciar los efectos del rayo serán los centros comerciales, que verán disminuir sus ventas pese a encontrarse en plena campaña navideña (época de regalos obligatorios y reuniones familiares por compromiso). Este descenso del negocio no se deberá al miedo causado por las perspectivas de recesión económica, sino a que el cerebro de los consumidores se verá dominado por las ondas alfa, placentero estado de conciencia alterada en el que desaparece cualquier interés por la acumulación de objetos superfluos.
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Superada la fase de gasto compulsivo e indiscriminado, los fabricantes de bienes ya no se verán impulsados a producir a bajo coste cantidades ingentes de cualquier fruslería (al fin y al cabo, los consumidores en estado alfa no se las iban a comprar) y adaptarán sus instalaciones a un sistema de producción más racional y respetuoso con el entorno.
Al haber prescindido de todas sus necesidades ficticias, los seres humanos ya no tendrán motivos para dedicar sus vidas a tareas insustanciales sin propósito definido (antes llamadas "trabajos bien remunerados") y emplearán sus horas de vigilia en actividades satisfactorias y provechosas para sí mismos y para toda la comunidad.
El intercambio será la base de la economía, y los mercados tendrán la función de conectar a los que ofrezcan los diferentes bienes y servicios con aquellos que los necesiten en ese preciso momento. Los mercados de futuros carecerán de sentido, ya que a ningún ser humano en estado alfa se le ocurrirá jamás jugar a las adivinanzas planetarias con recursos que no tiene, para comprar o vender cosas que no existen: para las almas evolucionadas del Quinto Sol sólo existe el momento presente.
Los que se dediquen a actividades artísticas y creativas, y en especial los juglares, ofrecerán libre y gratuitamente su obra a toda la comunidad, y a cambio serán alimentados y alojados por todos, en cualquier parte del planeta.
De esta forma, la humanidad conocerá varios milenios de paz y prosperidad, los glaciares recuperarán el terreno perdido y los continentes resurgirán desde el fondo de los océanos. Que así sea.
El juglar financiero
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